150 min.
Cuando Mozart compuso La flauta mágica, las logias masónicas a las que pertenecía no permitían ingresar a mujeres. Dos siglos más tarde, en 2018, Lydia Steier se convertía en la primera directora que llevaba a escena esa ópera en Salzburgo. La estadounidense (1979) debutaba en el Festival con una lectura fresca y personal de este singspiel. En vez de enfocarse en su filosofía, lo interpreta como una metáfora sobre un mundo a punto de cambiar. Y tiene sentido: se estrenó en plena Revolución Francesa, en 1791. Este montaje sitúa la acción en los albores de la I Guerra Mundial, tiempos inestables y aterradores, como los de hoy , señala la regista, premiada por la revista Opernwelt. Los coros sobre la fraternidad cobran nuevo sentido, igual que los retos del fuego y el agua. En una Viena burguesa, un abuelo lee a sus nietos una historia de fantasía (situada en un enorme circo). Lo interpreta Klaus Maria Brandauer, actor recordado como villano de 007 y marido de Meryl Streep en Memorias de África. Al incorporar a un narrador, Steier acorta los diálogos hablados, siempre problemáticos en esta ópera. En el elenco, jóvenes en alza como el tenor suizo Mauro Peter (1988), que como Tamino ha convencido en Londres o París; la soprano rusa Shagimuratova (1979), Reina de la Noche en el MET; o la alemana Christiane Karg (1980), premio Echo Classic 2010 y Ope
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